sábado, 23 de julio de 2011

crisis existenciales

Estoy inmensamente incomprensible y triste. Siempre llego a la conclusión de que hay que hacer lo que te haga feliz para cambiar el mundo, como dicen muchos, el cambio empieza por  en uno.
Hay muchas cosas que quisiera cambiar inmediatamente y decidirme de una buena vez que es lo que quiero hacer con mi vida.
Muchas cosas me gustan y las quiero hacer un modo de vida, pero cuando estoy por obtenerlas o lograr mi meta, me alejo y el ciclo vuelve a empezar, esa búsqueda por lo mismo no cesa y siento un fracaso por abandonar.
Pareciera que tuviera miedo a ser feliz o que no me permitiera serlo. ¿Serán culpas trabadas y exageradas? ¿Será pudor o falta de ánimo? Quizá tenga que ver con cuestiones de hormonas o espiritualidad y esas cosas de moda, y no tan solo una cuestión mental. Además de eso, no importa el por qué no la hago sino cómo poder hacer mis proyectos cumplirse.

No puedo soportar el tiempo que pasa y la gente que se va, asumir que la vida es terrible y maravillosamente corta y espontánea. Es magnifíca porque se da a ella misma sobre la marcha. Y sin embargo, los seres humanos tales como otros, somos de crear lo más importante del mundo:la vida en sí, pero nosotros propios creadores, concientes y racionales no podemos muchas veces resolver o nos tardamos en hacerlo el manejar una vida o nuestra vida propia , ya sea siendo padre o hijo o ser humano.

Me duele ver los chicos y personas tristes y más aún sabiendo que hay elementos para hacerlos felices e incluyendóme a mí. No halló el modo de saber cómo acercarme a ellos, sin sentir hostigación y que solo sea un acto de amor. ¿Acaso soy de aquellos seres que no siente amor por el otro? ¿Qué siente asco y piensa dos veces o más en tenderle un brazo al prójimo? ¿A un enfermo, un herido? ¿No soy capaz de cambiar unos pañales a un bebé desconocido? ¿No puedo limpiarle las narices a niñitos chiquitos? ¿Soportar el olor a la gente de la calle? ¿Cómo lo hizó Madre Teresa? ¡¿Cómo lo hizó?!

Tal vez, debería dedicarme al mundo de gente de revista, películas, series o unitarios. Envuelta en vanguardia, telas de elegancia, con altos cachets, zapatos razados de taco, cabello sedoso y peinado, baños de relax y tratamiento de embellecimiento. A lanzar libros de reflexión, para jovencitas a adolecentes enamoradizas, para mujeres en crisis, opinar sobre política, el mundo, las personas, el país, los hombres, los niños. Y entre esas cosas adjudicarme de textos de psicología, filosofía, metafísica, historia, sociedad, películas importantes, libros excelentes, programas televisivos de criterio y conectarme con personas del tipo especiales.

Tal vez, tan solo soy una observadora, una más al grupo... Mi rumbo aquí no es hacer sino emitir vocado, y abrir la mente de otros que sí están dispuestos a poner el cuerpo, yo dibujo  y otro se inspiran. Yo digo y otros se sorprender, yo dirijo y otros trabajan.
¿Por qué me niego tanto a ello?
¿Por qué me pesa tanto el qué dirán?
¿Por qué algo en mí no lo convence de ser así? Quiero ser aquello pero sin dejar de ser lo otro.

Tan solo por momentos puedo alejar de mí, las cosas ajenas y concentrarme en lo que quiero. Lo que sucede, es que lo que quiero a veces "es un probar", más que un querer. Y aquí lo único que se apuesto son fichas de segundos,  y es muy caro el precio de confundirse. Paso gastando mi energía y no ahorro nada para lo que vendrá.
Nose si estoy en lo correcto o ando mal. Quisiera que alguien certeramente me dijera: Debes hacerlo, hazlo y ya. Y sin cuestión alguna, emprender mi ¿Destino?

Me ahogo en penas y pareciera que disfruto la angustia, pero yo creo que me acostumbré.
Y debo cambiar estos hábitos, romper la barrera que no me deja cruzar, y nose cómo lo hago, el impulso lo tengo y las ganas están en mí, mi cerebro siempre me repite que lo intente y
¿Por qué proyecto cosas que después no me animo a hacer? ¿Cuál es este camino que transité qué es el que veo hacía atrás? Puros talentos desarrollados y entusiasmo en ser lo mejor, dones abandonados, intereses sin resolver, dudas no cuestionadas, ropas sin casi usar en un ropero, salidas sin abordar, personas sin conquistar y solo unos cuantos versos, poemas y cuentos, algunas pocas alabanzas a lo que creo y un toque de admiración al actuar. Nada de devociones, ni santidades. Completando todo con inseguridades y seguridades, algunas que otras convicciones y asertividades pero sin embargo, con mucho baibén siempre.

Prometo prontamente, escribiré sobre el cambio que haré

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