martes, 10 de mayo de 2011

Perla sin brillar

Me da pena y tristeza, casi enojo de recordar la profundidad de tus ojos. Que tan opacos se ven.
Quisiera verlos, aunque se que no será siempre, brillar de vez en tanto.
Tan bella e inteligente, talentosa como creativa. Siempre te compare tal al un colibrí.
De aquellos enjaulados en una cima.
Tan tiesa y delicada, sueave y acelerada.
Te desequilibraste, te descalibraste.
Te debilitaste, te debilitaron...
¡Dios!¡Dios!¡Dios! Sí puedes oírnos hazla ver su precioso ritmo.
A pesar de las cosas y prosas, te he odiado de a ratos pero continuamente te he querido.

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